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			 | Título : | La explosión del desorden. : La metrópoli como espacio de la crisis global |  | Tipo de documento: | texto impreso |  | Autores: | Ramón Fernández Durán, Autor |  | Mención de edición: | 3a. ed |  | Editorial: | Madrid : Fundamentos |  | Fecha de publicación: | 1996 |  | Número de páginas: | 447 p |  | ISBN/ISSN/DL: | 978-84-245-0759-6 |  | Clasificación: | Economía 
 |  | Etiquetas: | ECONOMÍA POLÍTICA  ASPECTOS SOCIOECONÓMICOS  POBLACIÓN |  | Clasificación: | 330.16 Factores psicofisiológicos. Comportamiento económico. Demanda. Deseos. Restricciones |  | Resumen: | El actual modelo productivo, que se impone y responde a los intereses de los denomina-dos países del Centro, genera, en su despliegue planetario, un orden aparente que cada vez provoca un mayor desorden económico, social y ambiental. Este desorden es ya claramente patente en los territorios de las Periferias Sur y Este, donde, en muchos casos, quiebran las estructuras estatales de dominación y se acrecienta la ingobernabilidad de lo social hasta extremos insospechados. Pero las fortalezas del "Norte", que se defienden con uñas y dientes ante avalancha de desheredados de la Periferia, no permanecen incólumes. El crecimiento de los ochenta ha fragmentado y dualizado sus estructuras sociales, agudizando hasta cotas inconcebibles hace unos años las desigualdades de renta y la marginación social. Este desorden generalizado se manifiesta primordialmente en las metrópolis, tanto del Centro como de la Periferia, si bien adquiere características propias en uno y otro caso. Y en ellas se intensificará conforme el modelo vaya chocan-do con los distintos límites que se cruzarán en su libre desarrollo durante las próximas décadas. 
 En el Estado español -que se afianza en estos años como parte del Centro, aunque desde una posición periférica, una vez terminado el adormecimiento inoculado durante el quinquenio de la euforia (86-90), y acabados los fastos del 92, que han ocultado la incubación del desastre social, los desequilibrios del modelo de crecimiento estallan en toda su magnitud, y el proyecto europeo del Poder, hasta ahora incontestado, empieza a mostrar unas grietas cada día más profundas, deslegitimándose a ojos vistas de cara a amplias capas de población. Aquí, también, son los espacios metropolitanos el crisol de la conflictividad social, que adquiere una creciente componente de ingobernabilidad especialmente en su vertiente de comportamientos delictivos y desviados o patológicos-.
 
 Se hace, pues, preciso intentar frenar la Catástrofe. Y para eso es necesario, tal y como señala el autor, tratar de transformar la ingobernabilidad en antagonismo, oponiendo un proyecto propio al proyecto del Poder. Pero sabiendo que se acabó el optimismo en la evolución positiva de la historia, y la fe en el proletariado industrial como único sujeto potencial de transformación, dotado de una misión histórica que cumplir. Sólo desde un profundo pesimismo acerca del devenir futuro, desde la aceptación de la multiplicidad de los sujetos potenciales de resistencia y transformación, y desde una oposición frontal al discurso de modernización capitalista que permita una reconstrucción autónoma de lo social, será posible elaborar un nuevo proyecto antagonista que faculte la modificación de las conciencias, única forma de acometer el cambio de la realidad que nos rodea.
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La explosión del desorden. : La metrópoli como espacio de la crisis global [texto impreso] / Ramón Fernández Durán , Autor  . -  3a. ed . - Madrid : Fundamentos , 1996 . - 447 p.ISBN  : 978-84-245-0759-6 | Clasificación: | Economía 
 |  | Etiquetas: | ECONOMÍA POLÍTICA  ASPECTOS SOCIOECONÓMICOS  POBLACIÓN |  | Clasificación: | 330.16 Factores psicofisiológicos. Comportamiento económico. Demanda. Deseos. Restricciones |  | Resumen: | El actual modelo productivo, que se impone y responde a los intereses de los denomina-dos países del Centro, genera, en su despliegue planetario, un orden aparente que cada vez provoca un mayor desorden económico, social y ambiental. Este desorden es ya claramente patente en los territorios de las Periferias Sur y Este, donde, en muchos casos, quiebran las estructuras estatales de dominación y se acrecienta la ingobernabilidad de lo social hasta extremos insospechados. Pero las fortalezas del "Norte", que se defienden con uñas y dientes ante avalancha de desheredados de la Periferia, no permanecen incólumes. El crecimiento de los ochenta ha fragmentado y dualizado sus estructuras sociales, agudizando hasta cotas inconcebibles hace unos años las desigualdades de renta y la marginación social. Este desorden generalizado se manifiesta primordialmente en las metrópolis, tanto del Centro como de la Periferia, si bien adquiere características propias en uno y otro caso. Y en ellas se intensificará conforme el modelo vaya chocan-do con los distintos límites que se cruzarán en su libre desarrollo durante las próximas décadas. 
 En el Estado español -que se afianza en estos años como parte del Centro, aunque desde una posición periférica, una vez terminado el adormecimiento inoculado durante el quinquenio de la euforia (86-90), y acabados los fastos del 92, que han ocultado la incubación del desastre social, los desequilibrios del modelo de crecimiento estallan en toda su magnitud, y el proyecto europeo del Poder, hasta ahora incontestado, empieza a mostrar unas grietas cada día más profundas, deslegitimándose a ojos vistas de cara a amplias capas de población. Aquí, también, son los espacios metropolitanos el crisol de la conflictividad social, que adquiere una creciente componente de ingobernabilidad especialmente en su vertiente de comportamientos delictivos y desviados o patológicos-.
 
 Se hace, pues, preciso intentar frenar la Catástrofe. Y para eso es necesario, tal y como señala el autor, tratar de transformar la ingobernabilidad en antagonismo, oponiendo un proyecto propio al proyecto del Poder. Pero sabiendo que se acabó el optimismo en la evolución positiva de la historia, y la fe en el proletariado industrial como único sujeto potencial de transformación, dotado de una misión histórica que cumplir. Sólo desde un profundo pesimismo acerca del devenir futuro, desde la aceptación de la multiplicidad de los sujetos potenciales de resistencia y transformación, y desde una oposición frontal al discurso de modernización capitalista que permita una reconstrucción autónoma de lo social, será posible elaborar un nuevo proyecto antagonista que faculte la modificación de las conciencias, única forma de acometer el cambio de la realidad que nos rodea.
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